Últimamente, he estado dedicando más tiempo a una actividad que ha aportado una frescura revitalizante a mi rutina diaria. No obstante, no te confundas con la idea de estar «colgado» en el sentido literal, ¡ja, ja!
¿Por qué me he sumergido en esta práctica?
Se trata de una excelente forma de ejercicio para aquellos de nosotros que sufrimos de rigidez y tensión en los hombros. Al colgarnos, permitimos que la gravedad haga su trabajo, lo cual resulta en la descompresión de la columna vertebral. Esto no solo aumenta el espacio entre las vértebras, sino que también alivia los dolores lumbares.
Al estirarnos mientras estamos colgados, ganamos amplitud torácica, lo que, a su vez, libera los hombros y los coloca en su posición natural y biomecánicamente estable. Esta acción mejora la postura alineando los hombros, las caderas y las rodillas, todo gracias a la influencia de la gravedad.
La importancia de esta actividad radica en nuestra naturaleza como seres humanos. Aunque caminar es una de nuestras características distintivas, un niño tarda meses en aprender a hacerlo. Sin embargo, si lo sujetas a un palo poco después de nacer, puede sostener su propio peso sin dificultad, gracias al reflejo de prensión. Estamos diseñados para colgarnos, y esto tiene sentido. Nuestros ancestros pasaron millones de años en los árboles antes de adaptarse a la vida en tierra firme. Por lo tanto, nuestros hombros y nuestro cuerpo superior en general aún anhelan pasar tiempo suspendidos.
Lamentablemente, el entorno moderno ha eliminado muchos de los estímulos naturales necesarios para mantener una salud óptima, y nuestra capacidad de soportar nuestro propio peso se ha visto especialmente afectada. Observa a tu alrededor: casi no hay lugares diseñados para que los adultos se cuelguen. Parece que esta actividad está reservada para áreas de juego infantiles. Incluso algunos padres, preocupados por la seguridad, han eliminado las zonas de escalada en muchos parques infantiles. La falta de actividad que implique levantar los brazos más allá de los 90 grados se ha convertido en la norma en nuestra sociedad, limitándonos a tareas simples como ponernos y quitarnos camisetas.
De las mejores actividades para mejorar tu movilidad y prevenir lesiones
Este patrón se repite en los gimnasios, donde pocos dedican tiempo a colgarse. Sin embargo, colgarse es una de las mejores actividades para mejorar la movilidad y prevenir lesiones en la articulación del hombro, e incluso puede ayudar en la recuperación después de una lesión. Además de los beneficios mencionados anteriormente, colgarse tiene otros aspectos positivos:
- Facilita el movimiento de las escápulas, evitando roces que causan dolor y lesiones.
- Estira los músculos pectorales y dorsales, lo que contribuye a la movilidad de los hombros.
- Mejora la estabilidad del núcleo, crucial para diversas actividades.
- Fortalece el agarre, esencial en muchas tareas.
- Fomenta una postura adecuada, alineando cabeza, hombros, cadera y rodillas gracias a la gravedad.
Todas las viviendas deberían contar con un lugar para colgarse, y los espacios públicos, como parques, paradas de metro y aeropuertos, podrían incorporar áreas de este tipo. Esto sería un sueño para cualquier defensor de la salud y un ahorro significativo para el sistema de salud, ya que tendríamos ciudadanos más fuertes y menos propensos a lesiones.
Lamentablemente, esta visión no se materializará pronto, y si deseas disfrutar de los beneficios de colgarse, deberás crear tu propia solución.
¿Cómo puedo involucrarme en esta práctica?
Afortunadamente, esto no implica un gasto excesivo y puedes adquirir una de estas tres opciones:
- Barra para puertas: No requiere montaje y se puede instalar o quitar en cuestión de segundos, aunque asegúrate de que encaje en el ancho de tus marcos antes de comprarla.
- Barra telescópica ajustable: Al igual que la anterior, no necesita montaje, pero ofrece la ventaja de poder ajustar su altura en la puerta o en pasillos.
- Barra de montaje: Es la opción más sólida y segura, pero requiere perforar la pared.
Si buscas mejorar la estructura de los hombros, permite que la gravedad actúe sobre los huesos y ligamentos. Relaja los hombros. Mantén la cabeza y el cuello relajados. Asegúrate de soltar las piernas, soltar el abdomen y usar tu respiración mientras estás colgado para ir soltando.
Deja que el peso de la cadera y el cuerpo se relajen gradualmente, desplazándose hacia el suelo para estirar los músculos. Cuando sientas que el estiramiento es demasiado intenso, puedes apoyar los pies en un cajón.
A medida que ganes fuerza, podrás colgarte con una sola mano y cambiar el agarre.
A medida que te acostumbres a esta actividad, disminuye el apoyo de tus pies. Poco a poco, podrás ser más activo y trabajar en la fuerza, pero comienza centrándote en la movilidad y la relajación. Incluso podrías probar colgarte de las ramas de los árboles, lo que desafiará tu agarre al adaptarte a diferentes texturas.
No es necesario dedicar largos periodos de tiempo; el hombro humano no está diseñado para colgarse durante horas, a diferencia del hombro del orangután. Bastan cinco minutos al día, distribuidos en varias sesiones, para experimentar una diferencia significativa en tu calidad de vida. La gravedad es una herramienta gratuita y poderosa; ¡aprovéchala!