La salud y la integración del cuerpo: El papel de la circulación y la postura.
Una manera sencilla de entender nuestra salud y estado de integración es observar cómo los fluidos circulan por el cuerpo. Todos nuestros órganos, incluido el corazón, dependen de una buena circulación para mantenerse sanos. La capacidad de un órgano para recibir los líquidos necesarios depende, en gran medida, del estado del sistema nervioso. El sistema nervioso simpático, encargado de activarnos ante el estrés, puede desviar la sangre hacia los músculos, privando a los órganos, especialmente los digestivos, de los nutrientes necesarios.
En esencia, la mente dirige el flujo sanguíneo para apoyar las respuestas básicas de supervivencia, pero cuando esta respuesta se vuelve habitual, puede comprometer nuestra salud general.
Nuestra mente responde a estímulos simbólicos con la misma intensidad que a situaciones reales. Evolucionamos para reaccionar ante un susurro en los arbustos como si hubiera un león, un sistema que aún está presente y requiere de una verificación constante de la realidad para evitar ver amenazas donde no las hay.
El estrés se manifiesta en respuestas de lucha, huida o congelación, pero rara vez completamos estas acciones, lo que crea una tensión crónica. Estas respuestas pueden mantenernos en patrones que nos limitan.
La percepción influye profundamente en nuestro cuerpo; lo «real» se interpreta a través de la imaginación y nuestras experiencias pasadas. Si nuestra capacidad de percibir el mundo se ve limitada, nos volvemos dependientes de interpretaciones y estrategias de afrontamiento, atrapados en respuestas reactivas. Esto se refleja también en el cuerpo físico, en el tejido conectivo y los huesos, creando un ciclo que confirma nuestras creencias y patrones.
Para liberar estos patrones, es fundamental conectar con nuestra inteligencia corporal en el presente. Nuestra relación física con el entorno, expresada en la homeocinesis (una extensión poética de la homeostasis), refleja nuestra capacidad de movernos libremente y nuestra postura.
Charles Sherrington, un renombrado neurólogo, dijo: “la postura es la sombra del movimiento”, expresando que nuestra actitud interna se refleja externamente en nuestra postura. Una actitud fija puede traducirse en rigidez postural y pérdida de movimiento espontáneo, afectando a nuestro bienestar.
La postura afecta la respiración, ya que el pericardio (la bolsa que envuelve el corazón) está conectado al diafragma, la columna vertebral y el esternón. La postura habitual refleja nuestras actitudes mantenidas. El tejido conectivo mantiene la forma y postura del cuerpo en relación con el entorno, expresando nuestras creencias y adaptaciones. Nuestra respiración se relaciona con la vitalidad y nuestra capacidad de expresión a través de la voz, que necesita un apoyo postural adecuado que proviene no solo de la mente, sino también de nuestra conexión clara con el mundo.
Nuestra historia se recrea en el cuerpo, pero podemos permitir que esta historia se disuelva, abriendo espacio para la presencia y una mejor adaptación a nuestro entorno.
Las creencias arraigadas influyen en la postura y, por lo tanto, en nuestra salud. Sin un sistema de verificación de la realidad, podemos aferrarnos a pensamientos y sensaciones, identificándonos con nuestra historia o evitando enfrentarla, lo que puede reflejarse en una postura de colapso. Es importante cuestionar nuestras creencias, ya que lo que la mente percibe como real puede sentirse dramático, pero es, a menudo, una interpretación sesgada.
Conectar profundamente con nuestro cuerpo y sus sistemas es un viaje que requiere honestidad, humildad y un respeto profundo por nuestra naturaleza. Esto incluye reevaluar cómo vemos el cuerpo y su anatomía. La anatomía tradicional descompuso con la disección el cuerpo para entenderlo, pero a menudo perdió de vista al ser humano como un todo. Comprender un cuerpo no es lo mismo que comprender a una persona viva.
Para una comprensión más holística, es útil ver el cuerpo como una serie de cavidades (craneal, torácica y abdominal-pélvica) que influyen en la circulación y la respiración. La capacidad de estas cavidades para regular su presión y modular su tono es esencial para el funcionamiento adecuado del cuerpo. Tensiones sutiles en las costillas, la columna o el cráneo pueden afectar a este sistema, con consecuencias importantes para la salud.
La relación entre la postura y la salud es un tema amplio y complejo, y lo aquí expuesto es solo una introducción. Ver y experimentar la postura desde una perspectiva más interna nos permite apreciar algo que normalmente pasamos por alto en nuestro día a día. Recuerda que la postura influye en la respiración y el movimiento, que a su vez favorece la circulación de los fluidos, un elemento clave para la salud y el bienestar general del cuerpo y la mente.
En lugar de intentar imponer una idea fija de cómo debería ser nuestro cuerpo, necesitamos simplemente estar presentes y permitir que nuestro cuerpo se encuentre a sí mismo en una relación más amplia con el mundo. Enfocarse demasiado en un aspecto puede distorsionar nuestra percepción, haciéndolo parecer más dramático de lo que realmente es.